Le sacó fotos a la tumba de Rufina Cambaceres y registró su fantasma
Historias de amor que marcan un antes y un después, y nombres de personas que son reconocidos por generaciones por ser protagonistas de actos que marcan un cambio en la Argentina. En esta oportunidad, abarcaremos sobre la historia de vida de Rufina Cambaceres y testimonios únicos que se animaron a hablar con Crónica sobre este singular personaje.
La protagonista de la historia era miembro de la familia Cambaceres, pertenecientes a la aristocracia venida a menos en la sociedad argentina del siglo XIX. La mayoría de los miembros eran considerados como cultos, inteligentes, adinerados y todos con pésima fama en el ámbito amoroso.
Amor en familia
En 1876, Eugenio Cambaceres había tenido un romance con una tal Emma Wizjiak, soprano del Teatro Colón, una cantante famosa… y casada. Los amantes fueron descubiertos por el marido de la cantante lírica en uno de los palcos del teatro. El hombre desafió a Eugenio a un duelo, pero este se fue del país junto a la soprano, dejando a la familia que tenía. La pareja contrajo matrimonio en París en 1887, ciudad en la que nació Rufina Cambaceres. La joven había recibido una buena educación, destacándose en sus estudios además de hablar cinco idiomas.
A los dos años posteriores al casamiento, el 14 de junio, el padre de Rufina fallece, tras haber padecido de tuberculosis durante muchos años. Al transcurrir los días, su madre, Luisa Bacichi, conoció a Hipólito Yrigoyen, quién se presentó a la familia para arrendar uno de los campos. Rufina Cambaceres encontró en el líder radical Hipólito Yrigoyen, una verdadera figura paterna, aunque existen rumores que no pudieron ser confirmados, de un romance entre ellos. La joven Cambaceres aún era menor cuándo conoció a quién se convertiría en uno de los presidentes más importantes de la Argentina, quién en ese entonces pisaba los 50 años. Y es aquí, cuando no existe un relato certero, sino varias leyendas de lo que ocurrió en la corta vida de Rufina. Según se cuenta, una noche, Yrigoyen invitó a la joven Cambaceres al Colón, y que ella se encontraba muy ilusionada con la invitación. Empero, el día del evento, pero por la mañana, una amiga de Rufina se apareció en la casa para conversar con ella, pero se la notaba rara. La amiga, de la que jamás se supo el nombre, le comentó a Rufina que todo el mundo sabía algo que ella ignoraba: que Yrigoyen era el amante secreto de su madre, Luisa.
Tumba deRufina Cambaceres
En ese momento, Rufina le pidió a su amiga que se retirara de la casa porque necesitaba descansar ya que no se sentía bien por lo que había escuchado. Transcurridas entre dos a tres horas, la mucama de la familia subió al cuarto de la joven para despertarla, pero esta no reaccionaba. Una hora después, el médico de la familia acudió a la casa. De solo verla, de solo tocar la frialdad de su piel ya entendió lo que pasaba. Decidió tomarle el pulso, pero nunca lo encontró. El médico declaró que Rufina había muerto de un síncope, literalmente, se le había roto el corazón.
Rufina y el cementerio
Esa misma noche, en la que en realidad planeaba estar disfrutando de un concierto junto a Hipólito Yrigoyen, Rufina Cambaceres era enterrada en el Panteón de su familia en el cementerio de la Recoleta, con las joyas que le habían pertenecido. En aquel entonces, los cuidadores de los cementerios, eran más bien guardias, ya que los burgueses enterrados en ese campo santo lo hacían con sus joyas, y existía un gran peligro de saqueo. Así, a la madrugada siguiente, mientras el cuidador cumplía con su trabajo junto a un farol a kerosén en su mano, oyó ruidos que provenían del panteón de la familia Cambaceres.
El cuidador dio aviso de inmediato a la familia, ya que temía que el cajón de Rufina hubiese sido saqueado. A la mañana siguiente, Luisa, junto a un amigo, acudieron al lugar y notaron que el cajón estaba movido. En ese momento, los trabajadores del cementerio abrieron el sarcófago, y descubrieron que la tapa se encontraba arañada del lado de adentro y que el cuerpo de Rufina se encontraba boca abajo. Además, Rufina tenía la cara, el cuello, el pecho, arañados, y bajo sus uñas, restos de madera del cajón. Fue en ese momento cuando entendieron que la joven Cambaceres se había despertado por la noche en su propio ataúd, y por falta de oxígeno, volvió a morir.
¿Qué pasó con ella?
La respuesta a un hecho que marcó no sólo la historia de Hipólito Yrigoyen, sino también la del cementerio de la Recoleta, es la catalepsia. Se trata de un fenómeno natural, en el que el cuerpo reproduce todos los síntomas de la muerte, pero sin llegar a morir. A principios del siglo XX era un fenómeno muy común, pero a no ser considerado, no se esperaba al menos un día para comprobar fehacientemente la muerta y los cuerpos enseguida eran llevados al campo santo. La catalepsia era tan normal, que a metros de donde se encuentra enterrada Rufina, en el citado cementerio porteño, un hombre se hizo instalar un sistema de campanas para avisar desde el cajón si llegaba a seguir vivo. Luego del caso de la catalepsia sufrida por Rufina, se instituyó la ley según la cual se deben velar por al menos 24 horas los cuerpos antes de ser enterrados, transformando esos velorios en acontecimientos sociales.
Pero no es la única historia que ronda a la joven, ya que luego de su muerte, muchas personas dijeron oír los gritos de desesperación, o mismo verla deambular por el lugar, como si buscara algo, o se encontrase perdida en el sitio. Crónica pudo acceder a un testimonio exclusivo que cuenta con una imagen propia en la que se ve una sombra con forma de silueta humana que utiliza un vestido, y está cerca de la tumba que cuenta con una figura representativa.
Imágenes únicas de la aparición
El director de arte, dibujante y músico, Nelson Luty, le brindó a Crónica imágenes exclusivas obtenidas en el 2007 en el cementerio de la Recoleta. El artista contó que una noche se encontraba paseando por el barrio de Recoleta con su pareja, "y en ese momento contaba con una cámara digital, y me encantaba como sacaba las fotos la cámara, para ese tiempo, era una muy buena tecnología y tenía 9 megapíxeles".
"La cuestión fue que después de cenar empezamos a pasear por Recoleta, y estaba sobre Junín, dónde están las entradas al cementerio y enfrente había varios boliches, y a mí, por el tema de mi trabajo, me gustó el clima que se generaba en la noche porque estaba todo iluminado el cementerio, y las calles principales que hay dentro", aclaró Luty.
"Cuando apunté la cámara hacia el fondo porque me gustaba lo que se generaba, empecé a sacar fotos y me agradaba como estaban quedando las tomas. En un momento hago zoom al máximo, de lo que me permitía la cámara, para poder ver con claridad la imagen, que calculo que desde dónde estaba yo hasta el final del camino habría unos 80 a 100 metros, pero en ese momento no le di mucha importancia porque no podía ver bien en la cámara", siguió contando el artista sobre aquella noche.
Sombra de entidad obtenida por Nelson Luty
En este sentido, agregó: "En ese momento que empecé a sacar fotos tuve que apoyar la cámara en la reja para que no se me moviera tanto la imagen por viento, y no le presté mucha atención a lo que yo veía en el fondo, que en ese momento veía que algo se movía, pero pensé que era producto del viento y no le di importancia".
"La cuestión es que al día siguiente me fijo en las imagenes y había algunas fotos que me gustaban, y entre todas las fotos, veo las que había hecho con zoom, y empecé a ver que se veía como un fantasma que aparecía vestida de blanco", cuenta Luty, sobre la imagen que tomo hace 15 años, y nunca la había dado a conocer.
El director de arte relató que recuerda que en ese momento, él observaba como aquella sombra de color traslúcido se movía de un lado a otro, sin tener algún destino en específico, como si aquella entidad se encontrara perdida en el lugar, hasta que de forma repentina desapareció.
Quizás gracias a su trabajo y su ojo artístico, en ese momento Luty decidió realizar varias capturas sobre el ambiente que se daba en el cementerio, pero sin prestarle tanta atención al fenómeno que en aquel momento no tenía respuesta certera. Ya tranquilo en su casa, Luty observó la imagen en la que se observa de forma clara la figura de un fantasma blanco, y les habló a sus amigos sobre la situación, pero todos creyeron que fue photoshopeada por lo bien que se ve.
Hasta este momento, Nelson no había descargado la imagen de la memoria de la cámara, para tener validación de la imagen capturada en el cementerio de Recoleta. Además, el lugar en el que se observa la sombra traslúcida, que parece una mujer con vestido, se encuentra a la vuelta del mausoleo dedicada a Rufina Cambaceres y que es visitado por varios turistas a lo largo del día, como muchos otros que son parte de la historia Argentina.