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Un bar de Carlos Paz es atendido por personas con discapacidad

Como varios de los empleados tienen problemas de lenguaje y comunicación, elaboraron un método para ayudarlos.

"El Emperador" es un bar  ubicado en Av. Uruguay esquina San Martín en la Ciudad de Carlos Paz que es atendido en su totalidad por personas con discapacidad.

El emprendimiento es llevado a cabo por la Cooperativa de Trabajo Albergo Ético Argentina, constituida por personas con discapacidad y sus familiares, que tiene como objetivo ser una fuente laboral digna para toda la vida.

Como varios de los jóvenes que participan de la propuesta tienen dificultades en el lenguaje y la comunicación, Ignacio Cañón, acompañante terapéutico ideó un método para que la toma de pedidos (la comanda) sea elaborada con colaboración del cliente.

"A la hora de pensar en la intercomunicación con los clientes pensé en un sistema de atención y servicio que pudiera cerrar y que los chicos no tuvieran que hacer todo. Así el cliente tiene que hacer lo suyo para que tampoco se genere una situación de estrés", explicó Ignacio a Diversidad.

Pueden tener comprensión y análisis de las situaciones pero la comunicación les cuesta más, entonces aplicamos un método alternativo apuntando a la funcionalidad", aclaró.

La propuesta del bar es como la de cualquier local de comidas de la ciudad, sólo que los comensales son quienes tienen que elegir el servicio y el producto.

Para ello se elaboró una carta con pictogramas donde los menú y las propuestas tienen sus respectivos dibujos y está todo presentado por combos y de manera individual.

Al momento de realizar la comanda y tomar nota, se le entrega al cliente un papel dónde sólo tiene que marcar el casillero del pedido que quiere realizar.

En el papel están los combos pero también al final están los productos individuales.

Luego, los mozos llevan ese pedido a la barra donde "abren la mesa" y esa comanda va navegando por detrás del mostrados y la cocina, hasta que cada área arma el pedido.

Para distinguir las mesas, en vez de enumerarlas se les asignó colores, ya que todos los empleados los conocían mejor que a los números. "Las mesas quedaron plasmadas en fichas o cartones en la barra y el que arma la bandeja pone una ficha de color de la mesa a la pertenece ese pedido", detalló. 

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