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Locura en el partido entre Lanús y River Plate

La parcialidad local estalló por la derrota y por las decisiones del juez y reaccionó con violencia contra los futbolistas del Millonario

Vergonzoso final se vivió en
La Fortaleza
luego de la victoria 2-0 de
River Plate
ante
Lanús
por la sexta fecha de la
Liga Profesional
. Es que los hinchas del cuadro local se sintieron perjudicados por las decisiones del árbitro y luego del pitazo final lanzaron proyectiles contra los jugadores del
Millonario
y contra
Darío Herrera
y sus colaboradores.

Una verdadera locura se desató después de que terminara el encuentro. Primero, los futbolistas del
Granate
se marcharon enojados contra la terna arbitral entre insultos al aire, pero lo peor ocurrió segundos después. Cuando los hombres del conjunto de Núñez se dirigieron al túnel rumbo a los vestuarios,
una innumerable cantidad de botellas fueron utilizadas como proyectiles con el fin de agredir a los deportistas.

Uno de esos objetos le dio en el abdomen a Enzo Díaz, quien cayó en el suelo y tuvo que ser socorrido por sus propios compañeros y agentes de seguridad privada, mientras otros huían rumbo al vestuario para protegerse. Afortunadamente, Díaz se recuperó y se refugió en las instalaciones tiempo después.

Mientras, en el campo de juego Darío Herrera aguardaba por su turno y decenas de plateítas de Lanús, en lugar de retirarse, aguardaron su salida para arrojar más objetos con el objetivo de lastimarlo. Una escena que fue acompañada por no menos de 10 policías con escudos protectores que evitaron una tragedia.

La bronca de la parcialidad de Lanús, enfurecida por los fallos arbitrales (sobre todo por el gol anulado a Cristian Lema), terminó opacando el espectáculo deportivo y exponiendo al club del sur del Gran Buenos Aires a una dura sanción por este bochornoso episodio que pudo haber sido más grave, de no ser por la mala puntería y por la protección que brindó la Policía.

Durante el partido, sobre todo después del gol que Herrera le anuló al Granate, el clima se caldeó incluso por parte de los propios deportistas ya que Lautaro Acosta y Enzo Pérez se insultaron y tuvieron que ser separados, mientras que en el terreno de juego los jugadores aumentaron la cantidad de infracciones de manera casi constante. A su vez, Frank Kudelka, entrenador de Lanús, tuvo que ser expulsado por insultar al cuarto árbitro.


Todo eso se contagió en las tribunas y terminó siendo un cóctel lamentable que culminó con un hecho más de violencia en el fútbol argentino. 

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