Gimnasia se quedó con el clásico de La Plata después de 13 años
Tuvieron que pasar 18 partidos para que el Lobo volviera a sonreír en el gran choque de la ciudad
Gimnasia y Esgrima La Plata hizo historia ante Estudiantes de La Plata: le ganó por 2 a 1 tras empezar perdiendo y se quedó con el clásico después de 13 años de sequía. Además, se trató de su primera sonrisa jugadas ocho fechas en la Liga Profesional de Fútbol (LPF). Mauro Boselli gritó para la visita, mientras que alan Lescano y Cristian Tarragona -de penal- pusieron cifras definitivas.
El Pincha golpeó de arranque, a los 4 minutos: de un lateral apurado, Piatti aguantó con paciencia, giró y asistió a Boselli, quien firmó el 1-0. Una distracción y una avivada convivieron a la perfección. A partir de allí, por el empuje de su gente y de los chicos, el Lobo tuvo sus momentos de superioridad.
Aunque por las bandas, con la proyección de los laterales volantes (Godoy-Mas), la visita siguió lastimando. Y pudo ampliar ante un desborde del ex Boca y San Lorenzo que encontró a Boselli, que no llegó a resolver con justeza. Casi inmediatamente, Andújar debió imponerse ante dos pelotas aéreas, una involuntariamente impulsada por su compañero Zaíd Romero.
Pero con más actitud que fútbol, el Lobo se lo fue llevando puesto a su adversario hasta lograr la igualdad. Y lo consiguió a los 10 minutos del complemento, casi una probada de la medicina que sufrió en el 0-1: tras un lateral rápido,
Comba no dudó y tiró el centro, y Alan Lescano cabeceó en soledad en el corazón del área para rubricar el 1-1
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Y Gimnasia siempre se mantuvo mejor. Eduardo Domínguez intentó inyectarle sangre joven al cotejo con el hijo de la Bruja Verón y Matías Godoy, pero no revirtió la tendencia. El que sí la dio vuelta fue el dueño de casa, que a los 36 minutos contó con un penal a favor por falta a Eric Ramírez. Cristian Tarragona, con un remate al ángulo, selló el 2-1 y lo gritó con furia.
Los ocho minutos de descuento, los nervios lógicos, el remate desviado de Deian Verón resultaron obstáculos a salvar para la alegría final del Tripero, que llevaba 18 clásicos sin celebrar. Y lo logró en el momento menos pensado, con un plantel cargado de juveniles a cargo de Chirola Romero, que todavía no le encontraba la vuelta a la coyuntura.
El equipo (sobre todo, su personalidad) apareció en el choque más importante de la ciudad, y los hinchas invadieron el campo de juego en medio de la explosión. Tal vez se trate de un punto de partida en la campaña. Por lo pronto, ya entró en la historia. El Pincha, que le había ganado 2-1 a Huracán en el debut de Eduardo Domínguez, dio un notorio paso atrás. Ambos elencos quedaron con ocho puntos.
Fuente: Infobae