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Patricia, cuenta en primera persona que significa ser bombera voluntaria

Ella vive en Mendoza, tiene una estética y gracias a una clienta entró en esta profesión que le "cambió la vida".

Hace 1 año y medio atrás jamás imaginó que su vida podía cambiar de la noche a la mañana. Un día una clienta fue a su estética y le comentó que trabajaba en bomberos y la invitó a que se sume.
A partir de ahí nació una profesión que "me cambió la vida", admite.

Se trata de Patricia Scheuerlein, la misionera de 42 años que encontró en Bomberos Voluntarios 
una familia, una manera de vivir y sobre todo una pasión difícil de explicar. Actualmente vive en Las Heras, Mendoza y trabaja en el cuartel de esa localidad. Todos los días sale a sofocar incendios y a salvar vidas.

"Cuando subís al camión para asistir a algún siniestro sentís esa adrenalina inexplicable". Claro ella sabe también que se bombero tiene también sus riesgos, "salís y no sabes si volvés. Es parte de esto", confiesa.

"Se trabaja en equipo que nunca entras solo a un siniestro y que confías mucho en tus compañeros, ya que todos dependemos de todos para cuidarnos Y eso es lo primero que te enseñan en la academia. Hay tres cosas que necesitas para ser bombero Abnegación, sacrificio y desinterés. 
Esas son las bases fundamentales para ser bombero".

Patricia cuenta que desde que llegó al cuartel "el trato de todos desde el comandante hasta el último bombero me hizo sentir muy bien y empezar a amar al cuartel. Esta nueva profesión que me cambio la vida", reitera feliz.

La joven bombera voluntaria cuenta que le ha tocado asistir a lugares complicados donde "te tiran piedras, te roban"  también a zonas en las que "te felicitan y te aplauden, eso te enorgullece".

Pero en el cuartel de Las Heras no solo asisten a incendios, "lo que sea ayudar ahí estamos. Dentro del cuartel hay áreas, rescate acuático, área de la mujer, rescate en altura. Se hacen rescates en los canales de personas de perros y lo que sea de pozos, etc...", detalla.

Patricia es un ejemplo como otras tantas personas que deciden entrar a Bomberos Voluntarios y ayudar. Esta profesión también le cambió la vida en su lado íntimo, "esta profesión me llevó a encontrar una pareja", sostiene Patricia.

Al ser un cuartel de Bomberos Voluntarios, Patricia cuenta que no tiene horarios, "cada uno va el tiempo y los días que puede. Sí, tenemos una guardia obligatoria cada cinco días. Pero día a día se siente la necesidad de ir y cada vez más tiempo. Es mi segunda casa", cerró Patricia, la bombera voluntaria a la que le cambió la vida entrar al cuartel. 

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