La otra cara del Mundial Sub 20: baños sucios, butacas rotas y comida cara
El estadio Malvinas Argentinas de Mendoza, una de las sedes del máximo torneo de fútbol, tiene aspectos a solucionar.
Mendoza volvió a ser mundialista. Tal como ocurrió en el Mundial de 1978 y el Mundial Sub 20 de 2001, el estadio Malvinas Argentinas fue elegido por la FIFA como una de las sedes para el Mundial Sub 20, el máximo torneo a nivel de selecciones de la categoría juvenil más próxima a la mayor.
Es para destacar que los arreglos que en el estadio provincial se hicieron en tiempo récord, ya que el 21 de abril se confirmó que iba a ser uno de los recintos que recibiría algunos de los encuentros del certamen y el tiempo apretaba.
El cambio más notorio es la modernización de la pantalla, la cual ahora permite transmitir el partido en vivo, estadísticas, los cambios realizados en el cotejo y las publicidades de los patrocinadores en formato de video.
Dicho por mendocinos y por visitantes, el gigante de cemento, que cuenta con capacidad para más de 42 mil personas, es un recinto de lujo y no tiene nada que envidiarle a muchos otros estadios de cualquier parte del mundo. Sin embargo, en la primera jornada del Mundial Sub 20 en Mendoza, que contó con los partidos de República Dominicana - Nigeria y Brasil - Italia, se notaron algunos aspectos que dejaron disconformes a los hinchas.
Vale aclarar que, más que una crítica, estos detalles que se muestran a continuación son solo para reflejarlos y que puedan ser corregidos, para así disfrutar del Malvinas Argentinas de la mejor manera.
LA PANTALLA DEL MALVINAS ARGENTINAS FUE REMODELADA.
Butacas rotas y baños sucios
El máximo reciento del deporte en Mendoza es de nivel internacional y lo ha ratificado en cada espectáculo que ha albergado. Eso es indiscutible. No obstante uno de los problemas que presenta es cómo se encuentran algunos asientos en las plateas.
Si bien esto se ha ido corrigiendo, las gradas aún tienen butacas con partes trizadas o que directamente se salen. Tal como se puede ver en este video, en este caso puntual estaba totalmente suelta.
Otro problema a corregir es la higiene de los baños. Más allá del propio uso de los inodoros y lava manos, algunas partes de las paredes tienen suciedad y telarañas. Incluso se pueden ver algunas arañas en los ángulos del cielo raso, algo que puede ser hasta peligroso.
Cuando el Malvinas Argentinas fue remodelado en 2011 para la Copa América que se celebró en nuestro país, lo más laborioso fue el cambio de las antiguas butacas que tenían más de 30 años y que fueron reemplazadas por con respaldo y de diferentes colores (rojo, azul y blanco).
En el medio de la platea descubierta, entre las butacas azules y rojas, algunos asientos blancos forman la palabra Mendoza. Pero justo en esta zona de la mencionada tribuna ocurrió un hecho vinculado a la seguridad que la modificó hasta el día de hoy.
En 2016, River y Boca disputaron el ya extinto Superclásico de verano en el recinto mendocino y, tal como ocurría en Mar del Plata, ambas plateas se dividían en dos mitades para separar al público. Para evitar confrontaciones, se dejaba un espacio libre en el medio que estaba rodeado por dos hileras de efectivos de seguridad.
Al principio, ese hueco estaba ocupado por butacas rojas y algunas blancas que formaban la letra "D" de Mendoza, pero con el tiempo se quitaron y nunca más volvieron a colocarse. Es llamativo que a pesar de que Godoy Cruz siguió jugando en este estadio y que hubo muchos eventos de índole internacional, como el Rugby Championship, no se hayan puesto otra vez.
Se esperaba que para el Mundial Sub 20 esto fuera solucionado, pero el espacio sigue ahí. Si bien se aprovechó para que la cámara del ángulo opuesto de la transmisión oficial se colocara arriba de ese mismo sector, sí resulta raro. Además, es un problema para los propios espectadores que no encuentran butacas disponibles y deben quedarse parados.
Campo de juego en condiciones medias
Ya sea observándolo en el estadio o desde el hogar, el césped del Malvinas Argentinas tenía algunos sectores en peor estado que otros. Está mejor en comparación a, por ejemplo, el Madre de Ciudades de Santiago del Estero, aunque no debe descuidarse ya que quedan muchos partidos por delante.
Y saliendo un poco más allá de las propias líneas de banda, incluso hay baches con poco pasto o con tierra. Esto no se ve en la transmisión, ya que son más notorios en la parte de atrás de los carteles de publicidad. Si bien esto no afecta al partido en sí, son detalles que no hay que dejar de lado.
Comida por las nubes
Es sabido que comer en un evento deportivo no es económico, pero en este caso los precios son aún más altos de lo esperado y las quejas de los hinchas fueron notorias.
Para almorzar tan solo hay tres opciones: pancho, hamburguesa simple y hamburguesa con panceta y cheddar. Ninguna baja de los $1000: la primera cuesta $1100, la segunda $1600 y la tercera $1800.
En el caso puntual de la hamburguesa simple, el término es tomado muy a pecho, dado que solo se trata de un pedazo de carne de tamaño chico entre dos panes. Nada más. Sin tomate, ni lechuga y solo como agregado puede tener algún condimento clásico, como mayonesa o mostaza.
Por lado de las bebidas, el asombro es aún mayor. Solo hay agua sin gas y tres opciones de gaseosas de la marca patrocinadora de la competición, y todas salen lo mismo: $1000. Y como detalle, al entregarse en botellas, el cliente la recibe sin tapita (decisión tomada por la organización para evitar que los espectadores las arrojen al campo de juego o hagan cualquier acción agresiva).
Yendo a las cervezas, los valores se acrecientan. Ya sea con o sin alcohol, cualquiera de las dos sale $1500, y se entrega en un vaso de plástico de medio litro. Sí, sale más caro que tomar una pinta de cerveza artesanal en cualquier bar céntrico. Insólito.
Con respecto a las opciones de merienda, hay muchas más aunque los ojos siguen bien abiertos: desde golosinas, barras de cereal, chocolates, alfajores, galletas, snacks dulces y salados, hasta pochoclos. Y sus valores son tres o cuatro veces más altos que en cualquier supermercado o almacén. Por ejemplo, un paquete de galletas dulces cuesta $900.
Si queremos sobrellevar el frío que impacta cuando se esconde el sol, hay café de diversas variedades en tamaño medio ($600) o té ($500), y se puede acompañar con medialunas o facturas ($400 cada una).
Como último detalle a tener en cuenta al momento de pagar, el cual generó mucho malestar entre los hinchas, es que solo se recibe efectivo, ya que los stands no cuentan con sistema que acepte tarjeta de débito o crédito y tampoco se permiten transferencias con aplicaciones de pago.
Fuente: www.mdzol.com