Expertos alertan sobre los peligros de guardar las latas de conservas en la heladera
Los expertos en seguridad alimentaria aseguran que guardar latas de conserva abiertas puede significar un gran riesgo para la salud.
Una práctica habitual de quienes consumen alimentos enlatados es guardar las sobras dentro de la lata de conserva en la heladera. Sin embargo, pocos saben los riesgos que esta práctica puede tener para la salud.
Según afirman los expertos en seguridad alimentaria, los microorganismos patógenos se reproducen con gran rapidez si se encuentran a una temperatura templada. Una inadecuada refrigeración del producto puede producir intoxicaciones alimentarias, pero eso no es todo.
Cuando dejamos una lata de conservas abierta en la heladera, se corre el riesgo de que el alimento que se encuentra dentro, como pueden ser arvejas, atún o lentejas, pierdan sus cualidades nutricionales. Además, también podría suceder que el olor procedente de la lata, el cual suele ser bastante fuerte, se transfiera a otros productos o que la propia conserva absorba el aroma de otros alimentos almacenados.
Además, una vez abierta la chapa de la lata, la recomendación es consumir su contenido dentro del mismo día, ya que pasado ese tiempo la conserva podría convertirse en un foco de bacterias perjudiciales para la salud.
Es importante tener en cuenta que, cuando se producen las conservas, normalmente fabricadas en acero laminado, se sellan al vacío para que los alimentos guardados en su interior pasen por un proceso de esterilización en el que se los somete a unas temperaturas muy elevadas para eliminar los microorganismos patógenos que pudiera haber en ellos.
Cuáles son las consecuencias de guardar las latas de conservas abiertas dentro de la heladera
Cuando se abre una lata de conservas, como puede ser de puré de tomate, garbanzos o choclo, lo que se aconseja es que se consuma dentro del mismo día o, en caso de querer guardar el sobrante, hacerlo dentro de otro envase, como puede ser en un tupper.
De lo contrario, la lata se podría convertir en un foco de bacterias y traer como consecuencia, en casos extremos, un problema de salud grave, como por ejemplo una intoxicación gastrointestinal. Así lo recomienda Beatriz Robles, Tecnóloga de alimentos y D-N.Docente en la Universidad Isabel I.
Otro de los riesgos de la peligrosa práctica de dejar las latas abiertas en la heladera es el de la formación de hongos y bacterias. Su consumo en mal estado podría provocar botulismo, una enfermedad que es causada por una toxina que sintetiza la bacteria Clostridium botulinum.
Este microorganismo, si se transmite a través de la comida, puede provocar dificultades al hablar o tragar, boca seca, vómitos, náuseas, calambres y párpados caídos. Estos síntomas por lo general comienzan a aparecer entre las 12 y las 36 horas después de que la toxina haya entrado en contacto con la sangre.