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Se cumplen 21 años de la trágica muerte de Walter Olmos

En el momento más importante de su carrera musical, y jugando a una especie de ruleta rusa, se descerrajó un tiro en la sien y terminó con su propia vida.

Fue en la madrugada de un 8 de septiembre de 2002 cuando el cuartetero más famoso de Catamarca falleció trágicamente, dejando el recuerdo y su música en el corazón de miles de fans.

Walter Olmos
nació en San Fernando del Valle de Catamarca el 21 de abril de 1982. Su devoción por Carlos "La Mona" Jiménez, un emblema de la música de Córdoba, hizo que se aprendiera todas las letras de sus temas, lo que le servía para cantar en improvisados escenarios mientras sus amigos de infancia simulaban ser un fanático público.

El 23 de septiembre de 2000 Walter registró su primer disco, "A Pura Sangre" durante una actuación en vivo, en la ciudad de Tucumán, nada menos que con 10.000 personas de testigos. En el mismo instante de la edición la gente le dijo sí, lo aceptó como el heredero de Rodrigo, y en apenas un mes, vendió 45.000 unidades. Para sus seguidores, hoy el lema es "Prohibido Olvidar".

Su historia es harta conocida: fue lustrabotas, confesó que robó por hambre y que en La Casona de Fray Mamerto Esquiú conoció a Rodrigo Bueno, que lo invitó a irse con él a Córdoba para forjar su carrera en el cuarteto.

La noche de la tragedia

Su final, tan inesperado como confuso, llegó antes que los tres shows que debía dar esa noche del 8 de septiembre. Sus músicos cuentan que un amigo catamarqueño como él le había regalado un revólver calibre 22. Y que el famoso cuartetero jugaba como aquel niño de la calle. "Dame la guita o te quemo", les decía uno por uno.

Dijo que se iba a duchar. Primero se escuchó que gatilló el arma. Pero el disparo no salió. Pero en el segundo intento se escuchó el estruendo de un balazo. Olmos quedó tendido en la cama. Tenía 20 años, un gran futuro por delante. Y un pasado difícil por detrás.

En una nota que le hizo la revista Veintitrés en mayo de 2001, el año anterior a su muerte, definió al hambre de una manera sabia. No sólo la había vivido, sino que sabía describirla: "Es mucho frío, nadie te da una mano tirado ahí en la calle. No tenés ganas de ir a tu casa, te da miedo que tu vieja te pegue porque no llevás un mango. Sabés que en cualquier momento viene la policía y te levanta. Vos querés hacer algo y nadie te da una mano para que tu familia pueda comer. Eso es hambre". 

Diez pesos para la Virgen

Así lo contó en una entrevista con Página/12: "Al principio, no pude cumplir la promesa con la Virgen. Había empezado a cantar en una banda chiquita. El tipo que la armaba tenía carnicería y verdulería, y yo lo que quería era que me diera para comer, para poder llevar algo a mi casa. Pasó el tiempo, pero el tipo no me daba nada, nada de nada, ni para hacer un estofado. Y no le pude pagar a la Virgen lo prometido. Las cosas quedaron así por un tiempo y al final pude entrar a la banda Los Bingos, que es una banda catamarqueña que hace cuarteto desde hace treinta años. Pude tener la chance de cantar con ellos y ahí sí ya le pagué a la Virgen los famosos diez pesos".

Y de ahí, después de varias presentaciones, ocurrió el milagro. Sonaba una canción de Olmos en un boliche de Catamarca. En ese lugar se encontraba Rodrigo. Cuando lo escuchó quedó fascinado y preguntó: "¿Quién es este muchacho que tiene la voz parecida a La Mona?".

Y al otro día lo conoció. Olmos se convirtió en el elegido heredero de Rodrigo. Fue su chofer, su secretario y aprendiz. Cantaron juntos el hit "Por lo que yo te quiero", que aparece en un disco en vivo del cordobés. Eran los tiempos en que el cuarteto estaba de moda en todo el país.

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