La nueva fórmula jubilatoria y un reclamo falaz

En la Argentina actual, no cabe duda que nuestros adultos mayores – junto con los grupos de riesgo- han sido la mayor prioridad. A ellos han ido dedicados los mayores esfuerzos de protección.

Pasamos ya casi 9 meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio, usamos barbijos, adquirimos pautas de higiene, buscamos la forma de tenerlos resguardados en sus casas, porque son uno de los mayores blancos del COVID 19. Y aunque los esfuerzos a veces parecen en vano cuando miramos las estadísticas, quienes todavía tienen a sus padres o abuelos a su lado, descubren el gran beneficio de tales acciones.

Sin embargo en el transcurso de este tiempo quedó también en evidencia que no todos en este país compartimos los mismos sentimientos, como por ejemplo los grupos de "ciudadanos auto convocados" rejuntados con Juntos por el Cambio, quienes motivaron marchas anti cuarentenas, quema de barbijos y obviamente se opusieron al proyecto de ley de impuesto patriótico –desde su posición muy poco y nada solidaria-, y llamando en sus marchas a romper el distanciamiento, lo que dejaban a la vista es que los adultos mayores es lo que menos les interesaron.

Entonces haciendo este ejercicio lógico, no se entiende ese "desesperado" reclamo que estos grupos de derecha le hacen al nuevo proyecto de fórmula de movilidad jubilatoria propuesto por el oficialismo; que en resumen viene a arreglar el desastre que provocó la era macrista con la reforma previsional del 2017 y cuyo resultado fue la perdida entre el 30% y 50% de la capacidad adquisitiva de nuestros adultos mayores.

La propuesta actual centralmente busca reconstruir el ecosistema previsional, y tuvo ya su primeros pasos que buscaron equiparación con bonos extraordinarios y la devolución de prestaciones de PAMI donde los jubilados recuperaron el 100% de cobertura en medicamentos.

Finalmente para saber si una propuesta política es potable es necesario identificar que haya coherencia entre lo que se declama y lo que se practica.

Para Juntos por el cambio y sus aliados, los adultos mayores no son más que una variable de ajuste y es evidente que lo que les molesta es que hoy no solamente se muestre las deficiencias de su sistema egoísta y falaz, sino la diferencia claramente ideológica que tiene el gobierno de Alberto Fernández que es ponderar a nuestros abuelos como sujetos plenos de derechos.