La Iglesia recuerda hoy a Santa Sofía
Viuda, madre de las santas Vírgenes y Mártires Pistis (Fe), Elpis (Esperanza) y Agape (Caridad).
Cada 30 de septiembre, la Iglesia Católica celebra la onomástica de Santa Sofía, cuyo nombre significa "aquella que posee sabiduría". Fue el Cardenal Cesare Baronio, en el siglo XVI, quien la incluyó en su obra Martyrologium romanum, estableciendo su memoria litúrgica.
Venerada por la iglesia ortodoxa, Sofía nació en Italia y tuvo tres hijas de nombre Fe, Esperanza y Caridad, como las virtudes mencionadas por San Pablo en los evangelios. Se cuenta que las tres fueron martirizadas bajo el reinado de Adriano (años 117 a 138). Sofía permaneció junto a sus tumbas durante tres días antes de fallecer.
Parte de sus reliquias, según la tradición, fueron llevadas a un convento en Eschau, Francia, en el año 778. Los cristianos la enterraron en el mismo sepulcro donde reposaban los cuerpos de sus hijas. Ella también fue mártir, puesto que sufrió en sus propias entrañas cada uno de los tormentos que padecieron sus tres hijas.
Antes de su muerte, rodeado de miseria, el emperador Adriano reconoció que se había ensañado injustamente con aquellas mujeres y contra los seguidores de Cristo en general.
