Nena fue abusada y asesinada por su padrastro
Teghan Skiba tenía 4 años cuando quedó al cuidado de Jonathan Richardson. Su mamá se había ido a un entrenamiento militar.
Helen Reyes no había tenido una vida fácil. Tuvo a su hija Teghan Skiba muy joven. Junto al padre de la nena vivieron mucho tiempo en refugios casi sin dinero. La mayoría de lo que recibían del Gobierno lo gastaban en drogas. La nena, mientras tanto, deambulaba entre botellas de licor que rodaban por el piso y gateaba en una alfombra plagada de quemaduras de colillas de cigarrillos.
Un tiempo después el papá fue detenido acusado de narcotráfico. Solas, Helen y Teghan, que apenas había aprendido a dar sus primeros pasos y decir algunas palabras sueltas, se refugiaron en el pueblo de Smithfield, en el Estado de Carolina del Norte.
Drogas y descontrol
Se refugió en el hogar de la iglesia del pueblo. Pero enseguida volvió a caer en la adicción. Allí, debajo de un puente conoció a Jonathan Richardson. Mientras compartían el fentanilo que los adormecía, se enamoraron. Helen no lo sabía, pero fue el comienzo de un horror mucho más profundo.
Richardson llevó a su nueva pareja y a la nena de 4 años al establo que usaba de hogar, atrás de la casa de sus abuelos. Sus padres lo habían echado de la casa. No aguantaban vivir con un adicto que les robaba alhajas y relojes para comprar sustancias.
Entre la paja, la pareja y la nena dormían en un colchón inflable de los que se usan para irse de viaje en carpa que se desinflaba cada mañana. Los tres terminaban durmiendo casi sobre el suelo duro del establo. El lugar no tenía ni agua corriente, ni baño.
Al igual que el papá de Teghan, Richardson también tenía antecedentes penales. Había sido condenado por agresión simple en una pelea en un bar del pueblo.
Helen luchaba todo el tiempo para intentar salir de la adicción. Richardson, en cambio, la arrastraba nuevamente hacia las drogas cuando apenas la veía un par de días limpia de sustancias.
El ejército como salvación
Entonces, la chica decidió enlistarse en el ejército como una forma de alejarse de la vida tóxica de su pareja. Cometió un error muy grave al dejar a su hija al cuidado de este hombre. Lo creía inofensivo. Apenas un adicto perdido, pero no violento.
El 6 de julio de 2010, Teghan quedó al cuidado de Richardson mientras su madre, Reyes, iba a Nuevo México para recibir entrenamiento en la Reserva del Ejército. Apenas diez días después, Richardson llevó a Teghan al hospital. Allí, en la guardia los médicos descubrieron que sufría "lesiones corporales graves". El padrastro les había dicho a los doctores que la nena se había caído de la cama.
Todo el personal de la guardia se puso en alerta y revisaron a Teghan en forma más minuciosa. Mientras tanto, el hombre se ponía cada vez más nervioso y se contradecía en las explicaciones sobre las causas de las lesiones de la nena.
La menor estaba cubierta de marcas de mordeduras, cortes y había sufrido un traumatismo craneoencefálico grave. También, los doctores hallaron pruebas de que Teghan había sido agredida sexualmente.
Mientras algunas médicas seguían con el chequeo y le hacían algunas preguntas a Richardson, una enfermera se retiró de la sala de guardias para llamar a la policía. Un agente luego de llegar al centro de salud y ver la situación comentó luego en el juicio: En realidad, era una vergüenza para la santidad de la vida humana que un cuerpo haya sido torturado de esta manera. Fue simplemente un acto de violencia sin sentido".
Esa noche, Richardson fue arrestado por un delito grave de abuso infantil y, durante el fin de semana, los médicos trabajaron incansablemente para intentar salvar a Teghan. El hombre negaba con la cabeza mientras extendía sus brazos para que le pongan las esposas. Quedará en su mente todo lo que le había hecho a la nena durante la ausencia de su mamá, mientras la "cuidaba" en el establo precario en el que vivían.
Al otro día, con el padrastro ya detenido, Teghan moría en la cama de la guardia del hospital. Los médicos no pudieron salvarla ante la gravedad de las heridas, especialmente el traumatismo de cráneo que sufrió.
La investigación de abuso infantil se transformó rápidamente en una investigación de asesinato, y los detectives se embarcaron en la casa de la familia donde registraron el granero y también una habitación dentro de la casa de los abuelos de Richardson, donde a veces se alojaba. Confiscaron un puñado de artículos siniestros, como pistolas, cuchillos y cinta adhesiva.
La confesión del crimen
Tras pasar varios días preso, Richardson habló en uno de los interrogatorios a lo que lo sometió la policía de Smithfield. Una tarde, cuando apenas había tenido contacto con su abogado, el hombre estuvo varias horas encerrado en una pieza con dos policías de civil.
Uno le servía café y le ofrecía donas, mientras el otro lo trataba de violador y le juraba que iba a pasar el resto de su vida en prisión. Bajo esa presión, Richardson confesó que le había molestado que Teghan mojó la cama que compartían. Dijo que "perdió el control" y la azotó con una cuerda. Dijo además que padecía trastorno bipolar y que "pequeñas cosas" lo irritaban. Posteriormente fue acusado de delito grave de asesinato en primer grado y se ordenó su detención sin derecho a fianza.
La mama de Teghan estaba en el regimiento cuando fue llamada por un superior. Repasó toda su estadía en el Ejército. Si algo había hecho mal para que la llamen en ese momento. No encontraba nada. Su comportamiento había sido casi perfecto. Ya en la oficina se cuadró e hizo el saludo con la venia. El Capitán la invitó a sentarse y le contó la situación.
Helen seguía en shock. Sólo movía la cabeza y decía "no, no, no". Al llegar al pueblo, Reyes fue interrogada por la policía. Los oficiales no podían entender cómo había dejado a su hija de 4 años con semejante monstruo asesino.
Cuando los detalles del asesinato de Teghan se hicieron públicos, el Ejército de Estados Unidos informó que si Reyes necesitaba ayuda con el cuidado de la nena durante su entrenamiento, podría haberla pedido.
Los funcionarios de bienestar infantil determinaron que Reyes no había protegido a su hija y no la había confiado a un cuidador adecuado antes de que ella partiera para recibir capacitación militar.
La mamá de Thegan fue acusada de abuso infantil negligente que causó lesiones corporales graves. Según los investigadores, Reyes "tenía conocimiento de primera mano de que este tipo de abuso había ocurrido antes del 5 de julio por parte de Jonathan Richardson".
Se destapa todo el horror
Con el avance de la investigación del crimen de la nena, los detectives probaron que la mujer sabía lo que estaba sufriendo su hija. Antes de viajar convocada por el Ejército, Helen había visto cómo Richardson obligaba a Teghan a tomar cerveza. Además, la mujer también sabía que Richardson había golpeado a Teghan mientras ella había salido de compras. La propia nena le había contado la situación llorando.
El escándalo y el horror fue en aumento en el avance de la investigación. La policía había tirado de un hilo y se revelaron todas las torturas de los dos adultos sobre la nena de apenas 4 años.
Reyes no sólo sabía que su hija estaba siendo abusada, sino que tenía un papel activo en el abuso. Había sometido a Teghan a amenazas verbales e intimidación, la había obligado a consumir alcohol e incluso la había golpeado y mordido.
El jurado deliberó poco tiempo y acusó en forma unánime a Richardson de asesinato y violación en primer grado. Descubrieron que había utilizado sus manos y cables eléctricos como "armas mortales" para infligir graves lesiones la nena.
El juicio por asesinato comenzó en febrero de 2014, y durante los alegatos iniciales, el abogado defensor de Richardson, Jonathan Broun, admitió sorprendentemente que su defendido había matado a Teghan. Dijo que su cliente le había golpeado la cabeza contra la pared, lo que finalmente la mató.
Según el abogado defensor, las acciones de Richardson fueron el resultado de una enfermedad mental, su inexperiencia en el cuidado de un niño y su ira incontrolada, que, según dijo, se había acumulado a partir de años de abuso y negligencia por parte de sus padres.
Según el fiscal Paul Jackson, en el transcurso de diez días, Teghan había sido objeto de una horrible agresión. Fue abusada, mordida más de 63 veces y desollada con un cable de extensión partido que había dejado trozos de cobre incrustados en su cuerpo.
La defensa del acusado
A todo esto, el abogado de Richardson solo atinó a responder con una frase. "Jonathan amaba a Teghan. Pero no estaba preparado para cuidar a una nena de cuatro años como puede hacerlo un hombre de 21″.
Los fiscales llamaron a varios testigos que declararon sobre el estado de Teghan en el hospital. La enfermera Mary Allison Butler reveló que cuando vio las heridas infligidas a Teghan, se sintió tan abrumada por la emoción que enfrentó a Richardson en la sala de emergencias. Ella saltó encima de él, lo agarró y trató de ahorcarlo. El hombre ni atinó a defenderse.
El doctor Keith Kocis declaró: "Tenía cicatrices, marcas de latigazos, heridas en la piel que estaban por todo el cuerpo. No hubo ninguna parte de su cuerpo que se salvara". Además, reveló que Teghan podría haber sido sacudida violentamente, porque tenía lesiones cerebrales similares a otros casos.
A continuación, el jurado escuchó a un investigador de la escena del crimen que testificó sobre el estado del granero donde vivía la familia. Dijo que estaba lleno de basura y excremento humano.
Antes del final del juicio, la fiscalía sorprendió con un video sacado del teléfono celular del acusado. En las imágenes, se ve a la nena con los brazos fracturados y levantados, llorando de dolor. En una fotografía que fue presentada al jurado, se podía ver a Teghan con un ojo morado. En otra sostenía una cerveza y un cigarrillo en las manos.
Jonathan Richardson fue declarado culpable de abuso y asesinato. En las puertas del tribunal, los abuelos maternos de Teghan, Gerald y Sarah Skiba, dijeron que estaban satisfechos con la decisión del jurado. Ambos vestían de rojo, el color favorito de la nena. Luego, el juez le aplicó al hombre la condena a muerte.
Helen Reyes se declaró culpable de abuso infantil y admitió que mostró "desprecio imprudente por el bienestar del niño, lo que resultó en lesiones corporales graves". Fue sentenciada a 31 meses de prisión.
Más de 13 años después, Richardson sigue detenido a la espera de que se cumpla su condena. Tiene 34 años y es uno de los 130 presos que esperan en el corredor de la muerte en el estado de Carolina del Norte. Quizás, en su celda en algún momento Jonathan se le aparezca en sueños la cara de Teghan o escuche sus gritos de dolor. Quizás, esté pidiendo a gritos que se cumpla su condena.