Entre las preferencias y la salud: ¿Cuál es la temperatura ideal para el mate?

En el marco de un mundo en el que los pequeños detalles cotidianos adquieren relevancia en pro de la salud, la temperatura del agua con la que preparamos el mate se convierte en una preocupación legítima. Para los amantes de esta bebida tradicional, un estudio desarrollado por la Universidad Nacional de Misiones (UNaM) despeja dudas y brinda recomendaciones precisas.

El mate, más que una simple bebida, es un ritual, un momento de encuentro y un sello cultural en muchos países de América del Sur. Sin embargo, ¿cuántos han considerado si la temperatura a la que se consume podría tener repercusiones en la salud?

Un Rango Seguro

La investigación de la UNaM señala que, para asegurar un consumo seguro y saludable, el agua utilizada para el mate debe encontrarse en un rango de 37°C a 55°C al momento de ser sorbida por la bombilla. No solo se trata de una cuestión de sabor o de no "quemar" la yerba, sino de cuidar nuestro sistema digestivo.

El agua hervida oa temperaturas muy altas puede causar lesiones en la mucosa digestiva, que es nuestra primera línea de defensa contra microorganismos y otros agentes externos. Alineada con estas conclusiones, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) ha advertido que consumir cualquier bebida o infusión por encima de los 65°C puede generar daños a la salud.

Detrás de la Investigación

El estudio llevado a cabo por la UNaM no se limitó a hacer una recomendación genérica. Mediante diversas pruebas, los investigadores analizaron la influencia de distintos factores en la temperatura de la infusión. Utilizando sensores, midieron las temperaturas en la yerba, al inicio y al final de la bombilla. Asimismo, evalúe el impacto de la cantidad de yerba usada, el grado de calentamiento del agua en el termo, el material del mate y la frecuencia con que se ceba.

Conclusiones para el Consumidor

Para aquellos que se preguntan cuál es la temperatura ideal para tomar mate, la ciencia ofrece una respuesta clara: mantener el agua entre 37°C y 55°C. Esto no solo garantiza una experiencia placentera al paladar, sino también una protección a nuestra salud. Es importante ser conscientes de los riesgos de consumir líquidos a altas temperaturas y ajustar nuestras prácticas cotidianas en consecuencia.