"Navegando las Olas del Desarrollo", día 6
Si una emoción me perjudica, la analizo, veo para qué me sirve. Si mi respuesta es negativa, busco salir de allí.
Después de la lluvia y el frío, la emoción total para mí. Hoy nos toca la primera visita a tierra, luego de varios días en medio del mar y un poco más de mil kilómetros recorridos, sintiéndome lejos de casa. Un grupo se preparó para bajar, otros se quedaron en el barco. Vi lágrimas y risas, para eso hicimos el viaje, para experimentar distintas sensaciones. Me dediqué a observar a las personas, pude identificar la importancia de entender a los compañeros, ser un punto de apoyo para los que se estresan y la pasan mal, una mano amiga para los que se divierten. En los talleres de coaching ontológico a los que asistí antes de viajar, aprendí sobre comunicación no verbal, los rostros hablan, los ojos dicen, el cuerpo expresa. Después del primer avistaje de tierra, sentí incertidumbre, pensé - ¿Qué encontraré en este lugar? ¿Cómo será la gente? ¿Cómo nos recibirán? Muchas preguntas, pronto llegarían las respuestas. Últimos momentos antes de pisar tierra firme, todos listos, con poco equipaje para estar livianos y recorrer el lugar.. ¡Llegó el momento de bajar! ¡Sentir la seguridad que da un piso que no se mueve!
Me decía a mí mismo, ¡Cómo estamos acostumbrados a lo seguro! Las olas del mar, me obligaron a salir de mi zona de confort, a marearme, sentirme descompuesto y mejorar. Viví días muy diferentes, de ansiedad, de alegría, de miedo, me sirvió lo que me enseñaron, si una emoción me perjudica, la analizo, veo para qué me sirve y si mi respuesta es negativa, busco salir de allí, respiro profundamente, me tomo el tiempo que sea necesario, busco alternativas para distraer mi mente. Después de un rato, me siento mejor y ya estoy listo para continuar.
Y hablando de continuar .. continúo con el paseo, puse mis pies sobre la tierra, me esperaba una playa amplia, con arenas blancas, el sol se sentía más cálido y la alegría de volver al continente. Nos esperaba un transporte para llevarnos a la ciudad cercana, guías para contarnos la historia del lugar, nos acompañaron a comprar artesanías y regalos para la familia y para mí, probar bebidas y comidas de la zona, caminar por las calles coloridas y conocer a personas muy atentas que nos daban la bienvenida. El capitán nos recomendó mantenernos juntos para no perdernos, parte de la tripulación nos acompañó para cuidarnos. ¡Qué experiencia inolvidable! ¡Cuántos paisajes bellos! Variedades de plantas y árboles que no conocía, otras costumbres y un día entero para disfrutar. Nos llevaron a realizar recorridos por senderos de piedras, visitar lugares característicos y excursiones en bicicleta. Al caer la tarde regresamos al barco para seguir con la travesía, nos aguardaban los pasajeros que prefirieron descansar. Las anécdotas y experiencias vividas fueron el motivo de alegría durante la cena. Cansados pero satisfechos, terminamos el día, una experiencia más.
A prepararnos para el próximo desafío.
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Coach ontológico profesional, Aacop nro. 7231
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