"Navegando las Olas del Desarrollo", día 7, anclado en la maravilla de la naturaleza
¡Todos lo podemos hacer! Usar esos momentos de emoción que experimentamos en distintas oportunidades, que nos estimulan, nos hacen sentir bien.
Ayer paseando por tierra. De a poco nos alejamos, vi como los árboles se hacían chiquitos, las aves estaban lejanas. Continuamos navegando, durante la noche nos distanciamos bastante, cuando desperté vi solo agua. El día se presentó tranquilo, de descanso, con alegría por lo vivido hasta ahora, satisfecho por las experiencias y la amistad que va creciendo día a día, compañeros de distintos lugares que estamos juntos en este sueño, nos unió el mar. En este viaje, conocí nuevas comidas, en ese sentido nos agasajaron a diario con un menú diferente, tomado de los platos típicos de cada pasajero. Todos estábamos dispuestos a conocer costumbres variadas, relatamos anécdotas de nuestras zonas de origen, en mi caso, les conté sobre las montañas de San Juan, de la calidez de su gente y del calor del sol, de las fiestas departamentales y de lo abrazadores que somos .. jaja .. si nos gusta dar muchos abrazos.
En ese día tan tranquilo, las olas acompañaron con su parte, por la tarde, nos presentaron un paisaje único, que no sabía que existía, fue maravilloso. El viento se fue calmado de a poco hasta desaparecer por completo. El océano comenzó a ser muy calmo y apacible, de superficie suave y serena, las aguas cristalinas que parecían un espejo, reflejaban las nubes del cielo y el sol que comenzaba a ocultarse alejándose hacia el horizonte, me inundó una sensación de paz y entendí, qué es la contemplación. Cuando me hablaron de ella en mi aprendizaje de gestión de emociones, traté de imaginar que era, la puse en práctica en los paisajes de mi zona. Aquí, al contemplar el mar sin viento, lo experimenté con mayor intensidad, me llevó a la reflexión, a pensar en lo maravillosa e imponente que es la naturaleza, me sentí pequeño pero muy favorecido, feliz de estar allí. Imaginé las gotas de agua como diamantes flotando a mi alrededor, los colores rojizos del atardecer pintaron el barco.
Entrada la noche, la observe misteriosa y mágica. Pensando, ¿Qué otra maravilla me mostraría? Las estrellas y la luna comenzaron a parecer y se transformaron en las protagonistas de aquel escenario imponente. No fui a cenar y preferí disfrutar, me quedé en ese pequeño mundo que creé para mí, solo con la naturaleza y mi interior. Este paisaje tan apacible me llevó a sentirme parte de él, a pensar en mí, a valorarme, tengo tantas cualidades que paso por alto, me di cuenta que soy único, diminuto y grande a la vez.
Me sumergí en un momento que deseo atesorar para siempre, lo guardo en un lugarcito de mi corazón, anclado allí, para poder usarlo cuando lo necesite, revivir la sensación, reflotar la emoción y sentir nuevamente aquel momento.
¡Todos lo podemos hacer! Usar esos momentos de emoción que experimentamos en distintas oportunidades, que nos estimulan, nos hacen sentir bien. Aferrarlos en lo más profundo del ser, grabarlos en la memoria para luego tomarlos en momentos de inseguridad, de ansiedad. ¿Cómo funciona? El cerebro lo guarda, tenemos que saber que está ahí, oculto, y revivir la sensación cuando necesitemos salir de situaciones complicadas, la mente estará dispuesta recordarlo y que puedas sentirte mejor.
¿Te animás a intentarlo?
Contame.
Como siempre te dejo una recomendación, buscá un coach que sea de tu confianza.
Este es el directorio.
https://www.aacop.org.ar/coachesinternacionales/buscador
A mi coach la encontrás en sus redes, Fecebook: Alicia Macias, Instagram: alis.maci.
Coach ontológico profesional, Aacop nro. 7231
#coachingontologico #coachontologico #aliciamacias #anclajesemocionales