Martes 13: por qué se dice que es un día de "mala suerte"
Hoy es martes 13 de febrero, un día asociado a la mala suerte. Cuál es el origen de la creencia.
Para muchas personas, la jornada de hoy es como cualquier otro. Sin embargo, los más supersticiosos ya habrán pensado en el famoso dicho "Martes 13: no te cases ni te embarques ni de tu casa te apartes". La Biblia, el Tarot o la caída del Imperio Romano en Constantinopla podrían explicar por qué algunos en algunos países este día se considera de "mala suerte".
El número 13 está asociado a la desgracia o la "yeta" como lo plasma el significado de los números y sueños en la quiniela argentina, algo que está marcado en distintas religiones. Para el cristianismo, es considerado "de mal augurio" debido a que eran 13 los asistentes a la Última Cena, doce apóstoles y Jesús, considerando a Judas el número 13 por ser quien lo traicionó. Además, apuntan que Jesucristo fue crucificado un día trece y que en el Libro del Apocalipsis, el Anticristo aparece en el decimotercer capítulo.
También eran 13 los espíritus malignos según la Kabbalah judía (una de las principales corrientes de la mística judía) y fue en el capítulo 13 del Apocalipsis donde llegó el anticristo. Sin embargo, las leyendas se trasladan hasta los países escandinavos, que explican como Loki, el espíritu del mal, era el 13º invitado en una cena de dioses.
El Tarot no iba a ser menos y es que la carta número 13 corresponde a la muerte y a la desgracia eterna. Su nombre es El Arcano XIII y viene representada con un esqueleto que lleva una guadaña en la mano izquierda con la que corta una cabeza de un niño y la de un rey para poder demostrar que a cualquiera le puede llegar la muerte.
La historia también hace su aporte diciendo que, a partir de la caída del Imperio Romano en Constantinopla en mayo de 1453, todo cobró mala suerte. Ochocientos soldados y 15 embarcaciones enviadas a Génova, Venecia y al Vaticano cayeron ante los musulmanes, hecho que se asoció a un eclipse lunar que tuvo lugar un martes 13 y a las fuertes lluvias que impidieron la entrada de los navíos que iban a ayudar al Imperio Romano. La caída de Constantinopla supuso un duro golpe para las potencias cristianas y ese mismo día pasó a considerarse definitivamente como el día de la mala suerte.