"Navegando las Olas del Desarrollo", día 12: Regreso a casa
La última noche en el barco fue, como estaba previsto, una fiesta inolvidable. Participaron muchas familias en la cena de despedida con actividades para todos, donde disfrutamos entre amigos con gran alegría. Tuvimos una ceremonia muy emotiva, un momento con sonrisas y lágrimas, se leyeron hermosas palabras de agradecimiento, el capitán nos despidió y agradeció por confiar en él, innumerables motivos para brindar, la hoja de ruta está completa y llena de momentos, fue todo un éxito. Nos coronó un cielo con bonitas estrellas. Tomamos fotos de todo y el broche de oro, show y baile, rodeados de colores brillantes, buena música y globos que soltamos y dejamos volar para que nuestro paso deje su huella.
Hoy, emprendiendo el regreso, ver qué me faltó hacer a bordo, qué delicias no probé, completar algún recorrido y agendar teléfonos de los nuevos amigos.
El día se presenta calmo, el mar nos despide con cariño, olas muy claras iluminadas por los rayos del sol, brisa fresca y calorcito de otoño que abraza suavemente.
La última jornada, otro reto a afrontar como cada día del viaje, dejar todo en orden, revisar las cuentas de lo gastado, estar atentos a la documentación a presentar en el desembarco, no olvidar nada del equipaje, llegamos con poco y volvemos con bastante más. Recuerdos, compras y emociones que van hacia el hogar. Me quedo con bolso de desembarco, mientras el resto va a ser preparado para el arribo al puerto. Un desafío de organización, para llegar tranquilos, confiados y disfrutar la despedida.
Un detalle más, no olvidar a las personas que nos asistieron en todo momento, no fue solo un trabajo para ellos, nos brindaron su corazón y eso no tiene precio.
Estamos muy cerca, tristes porque el crucero se termina, a la vez felices por la experiencia, ansiosos por encontrar a los seres queridos que quedaron en casa.
Transitando emociones, sintiendo a pleno, cargando la memoria como un gran libro que luego desplegará sus hojas, no quiero olvidarme de nada, impresiones especiales y duraderas.
¡Gratitud plena a la vida que me regaló tantas vivencias! ¡Momento de reflexión! La aventura llega a su fin, hago un balance y el saldo es completamente positivo, gané en alegrías, satisfacción, superación personal, aprendí mucho del grupo con el que compartí. De aquí en adelante no seré el mismo, mi vida queda marcada con variedad de vivencias, palabras que me acompañaron, silencios que me enseñaron, sentimientos que surgieron y me fortalecerán en el futuro. No me alejo de mis compañeros, me los llevo en el alma.
¿Habrá un nuevo recorrido? Las ganas de viajar no paran.
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