Un kiosquero pagó más en la boleta de luz que en el alquiler del local
En localidades entre las de mejor poder adquisitivo del país, como Rosario, la renta mensual de un local céntrico de 40 m2 quedó algo por debajo de la última factura de electricidad.
Mal momento para kioskeros: no sólo la caja registradora languidece, sino que la boleta de electricidadque le acaba de llegarle, por $350 y 400 mil por mes por el consumo de las 6 heladeras exhibidoras que apiña en el local supera al recibo del alquiler.
No es exagerado. En el distrito centro, por 42 metros cuadrados piden $360 mil, pero lo que resulta aún más significativo, es que el valor de una locación no debería sobrepasar el 10-15% de las ventas del mes, según las convenciones universales del comercio.
Para encuadrar, el local como mínimo tendría que estar recaudando entre golosinas, cigarrillos y los minirrubros que amontonan en heladeras y estantes unos $ 30 mil diarios.
Los tarifazos aplicados hasta mayo, aunque después se morigeraran algo, habían hasta cuadruplicado las facturas en casos ya sin los subsidios. Y puntualmente ya había reclamos de que habían pegado demasiado duro en comercios céntricos de la Ciudad de Buenos Aires.
Rotiserías, heladerías, almacenes y fiambrerías con alto consumo eléctrico a partir del uso de heladeras, cortadoras de fiambre, balanzas electrónicas y otros aparatos, acusaron el impacto, según el titular de Asamblea de Pequeños y Medianos Empresarios (Apyme), Gustavo Casciotti.
Los meses transcurrieron y la recesión dejó de ser terminología de economistas, ya que es sentida en carne propia los pequeños comerciantes, los polirrubros que en un local de reducidas dimensiones que necesitan redes de frío. Por más que sean chicas, no dejan de hacer andar el medidor de electricidad a la vista y el cuadro tarifario correspondiente en la compañía distribuidora.