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Nostalgia

Una tradicional heladería con acento sanjuanino cerró sus puertas en Mendoza

Inaugurado en la década de 30, fue el segundo local que abrió en la ciudad una familia de referencia en el rubro. 

Cerró una tradicional heladería en Mendoza.

Quién no recuerda la tradicional heladería sanjuanina "Soppelsa", un apellido ligado a la industria del helado que marcó una época en nuestra provincia en la década de los 90" y 00". Con sabores únicos enamoró el paladar de la población. Luego de su arranque exitoso la reconocida empresa se extendió por varias provincias como Córdoba y Mendoza.

Este miércoles se conoció que la heladería ubicada en tierras mendocinas cerró sus puertas debido a importantes razones de salud precipitaron la disolución de la sociedad de los hermanos. Ya fue retirada su cartelería.

Soppelsa, apellido que está ligado al oficio de los maestros heladeros en Mendoza, Córdoba (hasta 2022) y San Juan, ya no estará allí. Uno de los hermanos, Guerrino (el otro se llamaba Flavio) que también probó suerte en San Juan, en 1927 decidió instalarse definitivamente en Mendoza y abrió en 1927 su primera heladería en Belgrano y Avellaneda.

En San Juan cerró sus puertas tras la llegada de otras empresas como Grido y Portho Gelatto, luego en 2016 reabrió en el Patio San Ignacio.

Güerino y su hijo mayor, Ernesto, habían dejado atrás la pobreza en su pueblo natal tras el cierre de una mina local. Tiempo después desde la familia recordarían "Tenían primos directos en Córdoba y San Juan. De la mano de ellos, mi abuelo Ernesto y su papá Güerino decidieron venir a Mendoza y dejar al resto de la familia en Italia hasta poder instalarse".

La historia de la familia Soppelsa comenzó en el siglo pasado, en el pequeño pueblo de Forno di Zoldo, en Veneto, al norte de Italia. Don Pedro llegó en 1924 a Buenos Aires para luego instalarse en Cacheuta, donde trabajó de obrero. Luego se trasladó a Luján para fabricar y vender helados, más tarde llego al centro pero una norma de la municipalidad le impedía vender helados fuera del radio capitalino, por lo que decidió probar suerte en San Juan en 1925.

La historia de los Soppelsa es un símbolo de perseverancia y de amor por un oficio que ha pasado de generación en generación. Es una historia que habla de sacrificio, de la búsqueda de un mejor futuro y de la capacidad de transformar la adversidad en progreso. En la década del 30, la familia abrió su segundo local en la esquina de España y Las Heras, diversificándose en distintas ramas. Dante, uno de los socios de este emprendimiento, en 1988 decidió abrir su marca propia en calle Lavalle, en la calle de los cines.

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