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Devoción

Día de la Virgen: por qué se celebra el 8 de diciembre y cuál es su oración

La fiesta empezó en 1854, cuando el Papa Pío IX declaró el dogma la Inmaculada Concepción. Distintos países tienen su manera de celebrar el acontecimiento religioso.

Este domingo es 8 de diciembre, fecha donde se festeja el Día de la Inmaculada Concepción de María. La Iglesia Católica celebra este acontecimiento desde el año 1854, cuando el Papa Pío IX declaró el dogma que afirma que la Virgen María, madre de Jesús, fue preservada del pecado original desde el momento de su concepción.

El evento tiene lugar en esa fecha a partir de un cálculo matemático. Como los católicos festejan el nacimiento de la Virgen el 8 de septiembre, se restan nueve meses a esa fecha para deducir en que momento fue concebida. Por ende, el resultado es el 8 de diciembre. 

En Argentina, este día es feriado inamovible y no laborable y, como en varios países, se tiene la tradición de armar el árbol de navidad. En Catamarca, más específicamente, entre el 29 de noviembre y el 8 de diciembre, se realiza la Fiesta de la Virgen del Valle, que involucra una peregrinación hasta la ciudad. 

En Colombia, lo que se celebra es la vigilia del suceso como inauguración de la temporada navideña. La tradición es encender velas y colgar faroles en puertas y ventanas la noche del 7 de diciembre como antesala a la fiesta en honor a la Virgen. En Paraguay, por otro lado, se festeja el día de la Virgen de Caacupé, donde miles de devotos peregrinan hasta el municipio para agradecerle todos los favores y milagros concedidos a lo largo del año. 

Oración para la Inmaculada Concepción de María

Oh María, Madre Inmaculada, tú que fuiste concebida sin pecado original, te suplicamos que intercedas por todas las mujeres embarazadas.
Bajo tu manto protector, cobija a estas madres y a sus hijos no nacidos. Protégelos de todo peligro físico y espiritual, y concédeles salud y bienestar durante este tiempo sagrado.
Oh Madre tierna y amorosa, enséñanos a confiar en la providencia divina, a aceptar con humildad los planes de Dios y a vivir en la paz de su amor.
Inmaculada Concepción, ruega por nosotros, ahora y en la hora de nuestra muerte. 

Amén.

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