Se cumple un nuevo aniversario de la muerte del "Doctor Tangalanga": una vida llena de humor
El doctor Tangalanga fue un ícono del humor en Argentina. Comenzó en los años 60, pero se hizo conocido en los 80. Sus bromas telefónicas marcaron una era.
Cultor del artificio y el engaño, el humorista Julio Victorio De Rissio, conocido como Doctor Tangalanga o Tarufetti, de quien se cumplen once años de su fallecimiento, ejerció su oficio con un registro directo, muchas veces procaz, que despertó adhesiones apasionadas pero también rechazos frontales.
Más que por las agudezas de su ejercicio, acaso lo más llamativo de Tangalanga haya sido su pasaje, no tan rápido, desde su lugar de mero aficionado a su consolidación a través del boca a boca, con la circulación de sus casetes regrabados. Y, desde allí, su salto a una televisión, entonces el medio hegemónico para determinar la masividad de cualquier personaje.
Su humor es, tal vez, mejor en los recuerdos de sus defensores que en sus propios materiales. En su momento, por ejemplo, Luis Alberto Spinetta, incluyó su voz sampleada en la canción "Lago de forma mía", del álbum "Pelusón of milk" (1991). Más reciente en el tiempo, una película se construyó sobre los contornos de su figura: "El método Tangalanga" (2022), de Mateo Bendesky.
Había nacido el 10 de noviembre de 1916 y fue una de las figuras públicas cuya muerte se anunció repetidas veces, rigurosamente desmentidas por el propio interesado. Sus bromas pesadas comenzaron a ser conocidas a fines de la década del `80, a través de casetes grabados que circulaban de mano en mano, aunque según sus recuerdos su actividad había comenzado en los `60, cuando decidió divertir a su amigo Sixto, que convalecía de una operación.
El método era simple: llamaba por teléfono a un número dado y tomaba "de punto" a sus interlocutores, que poco a poco iban entrando en cólera hasta estallar en toda clase de epítetos soeces que Tangalanga sabía contestar con una calma admirable.
Por lo general, sus víctimas eran pequeños comerciantes, dueños de gimnasios, fábricas de pastas, farmacéuticos, masajistas, a los que reclamaba con amabilidad por algún servicio fallido, aunque en algún momento colocaba un término fuerte que conducía la conversación al caos y al absurdo.
En televisión, Tangalanga apareció como un señor mayor, bastante atildado, aunque sus rasgos estaban ocultos por un bigote y una barba postiza, además de un gorro con visera, elementos que nunca abandonó en su actividad pública.
El Doctor Tangalanga falleció el 26 de diciembre de 2013 a los 97 años.