Por qué la luz solar ayuda a disminuir las probabilidades de miopía en los niños
Estudios prueban que jugar al sol estimula nutrientes esenciales que preservan la salud ocular y fortalecen las defensas frente a trastornos visuales
Un fenómeno silencioso se expande a nivel mundial: la miopía, un trastorno visual que hace que los objetos distantes se vean borrosos. Aunque antes se lo consideraba un problema menor, ahora afecta a una porción creciente de la población. Se estima que para el año 2050, casi la mitad de las personas en el mundo padecerá de miopía, según el Instituto Nacional del Ojo de los Estados Unidos. Este aumento ha hecho que los expertos hablen de una "epidemia futura".
Entre los más afectados están los niños, que están desarrollando su vista en un entorno cada vez más alejado de la naturaleza y más expuesto a pantallas y espacios cerrados. De hecho, un informe reciente de la organización británica Save de The Children indica que en 2022, solo el 27 % de los niños jugaban regularmente al aire libre, una caída drástica frente al 80% registrado hace dos generaciones.
¿Es posible que algo tan sencillo como salir a jugar bajo el sol pueda marcar una diferencia significativa en su salud visual? La respuesta es un rotundo sí, según los expertos. El informe de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense de 2024 destaca que "aumentar el tiempo que los niños pasan al aire libre ayuda a prevenir el desarrollo de la miopía".
"El tiempo al aire libre, especialmente bajo la luz brillante, ayuda a mantener la forma adecuada del ojo", señala Chase Ludwig, cirujano vitreorretinal del Instituto de Ojos Byers de la Universidad de Stanford, en la misma entrevista. Esta conexión entre la luz solar y la prevención de la miopía ha sido respaldada por más de 15 años de investigaciones científicas.
La miopía se produce cuando el ojo crece de modo anormal, adoptando una forma alargada que dificulta enfocar correctamente los objetos distantes. Además de la incomodidad visual, este cambio estructural puede aumentar el riesgo de padecer enfermedades oculares más graves como glaucoma, cataratas prematuras, degeneración macular y desprendimiento de retina.
Laura Di Meglio, instructora de oftalmología en el Instituto Oftalmológico Wilmer de la Universidad Johns Hopkins, explica en una entrevista con National Geographic que "cuando el ojo se alarga, las estructuras internas se estiran y se vuelven más vulnerables a condiciones que pueden causar pérdida de visión permanente".