Los Carnavales de antaño: La fiesta que nos hizo delirar
Los carnavales sanjuaninos de épocas pasadas eran pura emoción. Entre chayas, corsos y bailes, esa época dejó un recuerdo imborrable en el corazón de los sanjuaninos. ¡Mirá cómo vivíamos esas locuras!
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Che, ¿te acordás de los carnavales sanjuaninos de antes? Esa fiesta descontrolada que nos unía a todos y que nos hacía olvidar hasta de las penas. Había tres cosas básicas que la rompían: la chaya libre, los corsos y los bailes en los clubes. ¡Una locura!
La chaya, esa tradición con raíces andinas, era el alma de la movida. Imaginate: un "ritual de empape colectivo" donde la única regla era empaparse con agua. ¡Y si no terminabas con el pelo chorreando, no eras parte de la fiesta! En San Juan, cada barrio se armaba un fiestón, y el agua volaba por todos lados. "¡Con la chaya comienza el carnaval en San Juan!" gritan los recuerdos de un documental del Archivo General de la Nación sobre esos gloriosos años "60.
Y ni hablemos de los corsos. Desde la década del "70, la Avenida José Ignacio de la Roza se convertía en un desfile de colores donde las carrozas y las comparzas no daban tregua. ¡Era un despliegue de creatividad que deslumbraba a todos!
Los bailes de carnaval marcaban otro hito. En lugares como Sirio Libanés, Colón y Ausonia, los sanjuaninos se tiraban a la pista a disfrutar de la música y a mover el esqueleto. Y, de alguna manera mítica, las casas de bien se mezclaban con los malandros... ¡Todo era alegría y fiesta! "Las diferencias sociales se borraban en un pacto pagano y dionisíaco", describía Diario Huarpe. ¡Ah, la época dorada del carnaval!
Con el tiempo, esas tradiciones se fueron transformando. En los 2000, el carnaval como corsos volvió a las calles. Se recuperaron registros, y la fiestita se resignificó. Pero los grandes nostálgicos siguen dándole con el "carnavales eran los de antes", cada vez que alguien toca el timbre de la memoria.
Aunque hoy el carnaval tiene otras formas gracias a los tiempos modernos, el espíritu festivo del carnaval sanjuanino sigue palpitando fuerte. Porque por más que pase el tiempo, la esencia de esa tradición que forjó a tantas generaciones de sanjuaninos sigue viva, y eso nadie nos lo saca.
*Con información de Telesol Diario