Ropa importada con menores aranceles: cuánto podrían bajar los precios
El ministro Luis Caputo anunció una reducción en los cargos a la importación de indumentaria. El decreto aún no salió. Qué auguran estimaciones privadas.

El Ministerio de Economía anunció 10 días atrás una reducción generalizada de los aranceles a productos textiles, prendas de vestir y calzado, con el objetivo de estimular la competencia y reducir los precios en el mercado local.
Según el esquema divulgado por Luis Caputo, los aranceles de importación bajarán del 35% al 20% para indumentaria y calzado, del 26% al 18% para tejidos, y del 18% al rango de entre 12% y 16% en hilados, como un instrumento para combatir los altos precios en el rubro, aunque la medida todavía no fue oficializada.
Sin embargo, economistas y representantes del sector advierten que el impacto sobre los precios será limitado y que el principal efecto se sentirá en el empleo y la capacidad industrial del país.
Cómo afectaría la medida a los precios
El economista Gustavo Ludmer, especialista en el rubro textil y de indumentaria, realizó un análisis técnico, que publicó en redes sociales, en el que estimó el efecto que tendría la rebaja arancelaria sobre los precios de la indumentaria y, en consecuencia, sobre el Índice de Precios al Consumidor (IPC) general.
¿Cómo construyó su estimación?
Ludmer descompone el mercado de la indumentaria en tres segmentos:
- Ropa ya importada (15%): esa fracción del mercado vería una baja directa por la rebaja de aranceles.
- Ropa que comenzará a importarse (15%): un segundo segmento que se volcaría al producto extranjero, aprovechando los menores costos.
- Ropa de producción nacional (70%): afectada indirectamente, ya sea por la baja en el precio de insumos (como hilados y telas importadas) o por presión competitiva de los nuevos precios.
Con esta división, Ludmer calcula cuatro efectos específicos:
- Caída del 11,1% en el precio de la ropa actualmente importada (15% del total).
- Caída del 2,7% en los productos que pasarían a ser importados (otros 15%).
- Caída del 1% en la ropa nacional por abaratamiento de insumos importados.
- Caída del 1,2% adicional en la ropa nacional por mayor competencia.
El efecto combinado en el precio promedio de la ropa implicaría, según sus estimaciones, una baja de 3,6 por ciento.
¿Cuánto representa eso en el IPC?
Dado que el rubro "Prendas de vestir y calzado" representa aproximadamente 5,7% del IPC Indec, la reducción del 3,6% en ese rubro implica una baja total del 0,2 puntos porcentuales en el índice general.
"Se trata de una baja marginal, incluso en el escenario optimista. El impacto se concentra en sectores de ingresos medios y altos que acceden a productos importados o de calidad media/alta. En el consumo popular, vendido en canales informales como La Salada o ferias barriales, el efecto será mínimo", explicó Ludmer.
También advirtió el economista que la mayor presión competitiva recaerá en los segmentos formales de la industria, donde los costos laborales, impositivos y regulatorios son más altos, lo que deja en desventaja a esas empresas frente a la competencia importada.
Efecto sobre los puestos de trabajo
En su análisis, Gustavo Ludmer también estimó el impacto sobre el empleo. Basado en los niveles de ocupación de 2022, proyectó que un aumento de la participación importada del 15% al 30% en el mercado de la confección provocaría la pérdida de 30.150 empleos en ese segmento.
De forma proporcional, aplicó la misma variación sobre el empleo en el sector textil (hilados y tejidos), que pasaría de 107.000 a unos 98.300 trabajadores. Así, la pérdida total de empleos industriales ascendería a unos 47.500 puestos, en su gran mayoría formales y de calidad.
Ludmer aclaró que esta estimación no incluye otros impactos colaterales que traería la baja de aranceles:
- El empleo indirecto que se perdería en sectores vinculados a la cadena.
- El aumento de la informalidad en segmentos medios presionados por la competencia.
- El empleo comercial que se podría generar por mayor demanda, aunque considera que sería mínimo dada la capacidad ociosa actual.
"Como toda estimación, depende de supuestos. Pero el mensaje es claro: una baja de precios de 0,2 puntos del IPC no justifica semejante destrucción de empleo formal", concluyó Ludmer.