¿Tenés hambre? Cuidado con el "Hangry": El enojo llega con la comida que falta
Un estudio argentino conecta la falta de comida con el mal humor. La ciencia explica cómo el hambre nos hace menos tolerantes y más propensos al enojo.

La relación entre el hambre y el enojo tiene una base científica sólida, según investigaciones recientes en Argentina. "Cuando no se ingieren alimentos durante un largo periodo, los niveles de glucosa en la sangre se reducen, lo que afecta directamente al cerebro, principal consumidor de azúcar"[^1].
Este fenómeno, conocido como hangry (combinación de hungry y angry), se vincula a respuestas hormonales como la liberación de cortisol (asociado al estrés) y grelina, que esta última favorece el apetito. "Al aumentar la grelina y el cortisol, esto puede provocar reacciones agresivas"[^2].
Los expertos explican que el cuerpo entra en modo de supervivencia y eso puede hacernos más irascibles. "Todo se encuentra vinculado a cómo nuestro cerebro interpreta el hambre", dice uno de los científicos, haciendo referencia a las reacciones emocionales intensas en momentos de ayuno prolongado. Además, las diferencias individuales juegan un rol importante: algunos son más sensibles a estos cambios hormonales que otros[^4].
Pensar en no comer es también un catalizador de emociones. Así que aquí va un aviso: **cuidado con el enojo en la fila del comedor**, puede que solo sea que tenés hambre. ¡No dejes que tu estado de ánimo dependa de un plato vacío!